Xiao Fei
Cuando empecé a creer en el Señor, a los hermanos y hermanas les gustaba cantar un himno titulado “Nuestro amado llama a la puerta”, que dice así: “Nuestro amado llama a la puerta con el cabello húmedo por el rocío; levantémonos rápidamente a abrir la puerta para que nuestro amado no se dé la vuelta y se marche…”. Cada vez que empezábamos a cantar este himno nuestro corazón se conmovía y agitaba profundamente. Todos queríamos pedirle a nuestro amado que se quedara a pasar la noche y, cuando viniera a llamar a la puerta, queríamos ser los primeros en oír la voz del Señor y recibirlo. Podría decirse que todos los que creemos en el Señor conservamos esa esperanza. Sin embargo, cuando venga el Señor, ¿cómo llamará a la puerta? Cuando llame el Señor, ¿qué hemos de hacer para recibirlo? Esto es algo que todo creyente en el Señor debe meditar en profundidad.