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Debes saber cómo la humanidad completa ha evolucionado hasta el día de hoy

La palabra de Dios Todopoderoso——Debes saber cómo la humanidad completa ha evolucionado hasta el día de hoy

La totalidad de la obra realizada durante 6.000 años ha cambiado gradualmente a lo largo de los tiempos. Los cambios en esta obra se han producido de acuerdo a las circunstancias ocurridas en todo el mundo. La obra de gestión de Dios se ha ido transformado gradualmente en función de las tendencias del desarrollo de la humanidad en su conjunto; esto no estaba previsto al comienzo de la creación. Antes de que el mundo fuese creado, o inmediatamente después de haber sido creado, Jehová todavía no había planeado la primera etapa de la obra, la de la ley; la segunda etapa de la obra, la de la gracia; o la tercera etapa de la obra, la de la conquista, en la cual Él trabajaría primero entre un grupo de personas, algunos de los descendientes de Moab, y a partir de aquí Él conquistaría el universo entero. Él no pronunció estas palabras después de la creación del mundo; no habló estas palabras después de Moab, y mucho menos antes de Lot. Toda Su obra se llevó a cabo de manera espontánea. Esta fue exactamente la forma en la que toda Su obra de gestión se desarrolló durante seis mil años; de ninguna manera Él tuvo tal plan escrito, como un Cuadro de Resumen para el Desarrollo de la Humanidad, antes de crear el mundo. En la obra de Dios, Él expresa directamente lo que Él es; Él no se rompe los sesos para formular un plan. Por supuesto, muchos profetas han expresado muchas profecías, pero aun así no puede decirse que la obra de Dios siempre ha sido una de un preciso plan de proyecto; las profecías se hicieron de acuerdo con la obra actual de Dios. Toda Su obra es la obra más actual. Él lleva a cabo Su obra con base en la evolución de los tiempos, y Él lleva a cabo Su obra más actual de acuerdo a los cambios de las cosas. Para Él, la realización de trabajos es similar a la administración de medicamentos para una enfermedad; Él observa mientras hace Su trabajo; Él trabaja de acuerdo a Sus observaciones. En todas las etapas de Su obra, es capaz de expresar Su amplia sabiduría y Su amplia capacidad; Él revela Su amplia sabiduría y amplia autoridad de acuerdo con la obra de esa era en particular y permite que alguna de esas personas que Él ha traído de vuelta durante esas eras, vean todo Su carácter. Él suple las necesidades de las personas y lleva a cabo el trabajo que debe hacer de acuerdo con la obra que ha de llevarse a cabo en cada era; Él suple las necesidades de las personas de acuerdo con el grado en que Satanás los ha corrompido. Así se hizo cuando Jehová inicialmente creó a Adán y Eva con el fin de permitirles manifestar a Dios sobre la tierra y para tener testigos de Dios entre todo lo creado, pero Eva pecó después de haber sido tentada por la serpiente; Adán hizo lo mismo, y ambos en el jardín comieron el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Y, por tanto, Jehová tuvo un trabajo adicional que realizar entre ellos. Vio su desnudez y les cubrió sus cuerpos con ropa hecha de pieles de animales. Después de esto, Él dijo a Adán: “Porque has escuchado la voz de tu mujer y has comido del árbol, del que te di órdenes, y te dije: No comerás de él; maldita es la tierra por tu falta… hasta que regreses a la tierra, de donde fuiste tomado, porque eres polvo y al polvo volverás”. A la mujer Él dijo: “Multiplicaré grandemente el dolor y tu concepción; con dolor traerás niños al mundo; y tu deseo será para tu marido y él tendrá autoridad sobre ti”. A partir de entonces Él los expulsó del jardín del Edén y les hizo vivir fuera del jardín, tal y como el hombre moderno lo hace actualmente sobre la tierra. Cuando Dios creó al hombre en el principio, Él no tenía intenciones de permitir que el hombre fuese tentado por la serpiente después de haber sido creado y luego maldecir al hombre y a la serpiente. Él de hecho nunca tuvo este plan; fue sencillamente la forma como se desarrollaron las cosas que le dio una nueva obra en Su creación. Después que Jehová llevó a cabo esta obra entre Adán y Eva en la tierra, la humanidad continuó desarrollándose durante varios miles de años, hasta que “Dios vio que la maldad del hombre era grande sobre la tierra, y que todas las ideas que sus corazones albergaban eran una continua maldad. Y Dios se arrepintió de haber creado al hombre sobre la tierra, y sintió dolor en Su corazón […]. Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová”. En ese entones, Jehová tuvo un adicional y nuevo trabajo, ya que la humanidad que Él había creado se había vuelto demasiado pecadora después de haber sido tentada por la serpiente. Dadas estas circunstancias, Jehová eligió a la familia de Noé de entre toda esta gente y los libró, y llevó a cabo Su obra de destrucción del mundo con un diluvio. La humanidad ha seguido desarrollándose de esta manera hasta el día de hoy, cada vez más corrupta, y cuando el desarrollo de la humanidad alcance su punto más alto, también será el fin de la humanidad. Desde el principio hasta el fin del mundo, la verdad dentro de Su obra siempre ha sido así. Es lo mismo en cuanto a cómo el hombre será clasificado según su especie; lejos de que todas y cada una de las personas estén predestinadas a la categoría a la que pertenecen desde el principio, la gente será categorizada gradualmente solo después de haberse sometido a un proceso de desarrollo. Al final, cualquier persona que no pueda ser salvada por entero, será devuelta a sus ancestros. Ninguna de las obras de Dios entre la humanidad habían sido ya preparadas cuando se creó el mundo; más bien, fue el desarrollo de las cosas que han permitido que Dios realice Su obra paso a paso de manera más realista y práctica entre la humanidad. Esto es igual a cómo el Dios Jehová no creó a la serpiente para tentar a la mujer. No era Su plan específico, ni tampoco era algo que Él había predestinado intencionalmente; se podría decir que esto fue inesperado. Fue así como debido a esto, Jehová expulsó a Adán y a Eva del jardín del Edén y juró que nunca más crearía a otro hombre. Pero la sabiduría de Dios es descubierta solamente por personas sobre estas bases, al igual que el punto que he mencionado previamente: “Mi sabiduría se ejerce sobre la base de las tramas de Satanás”. No importa cuán corrupta haya crecido la humanidad o cómo la serpiente los tentó, Jehová todavía posee Su sabiduría; por tanto, Él se ha involucrado en una nueva obra desde que Él creó el mundo, y ninguno de los pasos de esta obra han sido repetidos jamás. Satanás continuamente ha llevado a cabo sus tramas; la humanidad ha sido corrompida de manera continua por Satanás, y el Dios Jehová también ha llevado a cabo de forma continua Su obra sabia. Nunca ha fallado, y nunca ha dejado Su trabajo desde la creación del mundo hasta el presente. Después que la humanidad fue corrompida por Satanás, Él continuamente obró entre las personas para derrotar a Su enemigo que corrompe a la humanidad. Esta batalla continuará desde el principio hasta que el mundo llegue a su fin. Al hacer todo este trabajo, Él no solo ha permitido a la humanidad, que ha sido corrompida por Satanás, recibir su gran salvación, sino que también les ha permitido ver Su sabiduría, omnipotencia y la autoridad, y al final Él permitirá a la humanidad ver Su carácter justo —castigar a los malvados y recompensar a los buenos—. Él ha luchado contra Satanás hasta el día de hoy y nunca ha sido derrotado, porque Él es un Dios sabio, y Su sabiduría se ejerce sobre la base de las tramas de Satanás. Así, Él no solo hace que todo en el cielo se someta a Su autoridad; sino que también hace que todo sobre la tierra se ubique bajo Sus pies, y no en último lugar, Él hace que esos malhechores que invaden y acosan a la humanidad caigan dentro de Su castigo. Todos los resultados de la obra son producidos por Su sabiduría. Nunca había puesto de manifiesto Su sabiduría antes de la existencia de la humanidad, porque Él no tenía enemigos en el cielo, sobre la tierra, o en el universo entero, y no había fuerzas oscuras que invadieran nada en la naturaleza. Después de que el arcángel lo traicionó, Él creó a la humanidad sobre la tierra, y fue a causa de la humanidad que Él inició formalmente Su milenaria guerra con Satanás, el arcángel, una guerra que se intensifica cada vez más con cada etapa sucesiva. Su omnipotencia y sabiduría están presentes en cada una de estas etapas. Solo en este momento todos en el cielo y en la tierra pueden ver la sabiduría de Dios, Su omnipotencia, y en particular la realidad de Dios. Aún sigue llevando a cabo Su obra de esta misma manera realista en el presente; adicionalmente, a medida que Él desempeña Su trabajo paralelamente revela Su sabiduría y omnipotencia; Él os permite a vosotros ver la verdad en el interior de cada etapa de Su obra, para ver exactamente cómo explicar la omnipotencia de Dios, y muy particularmente explicar con exactitud el carácter real de Dios.

Las dos encarnaciones completan el sentido de la encarnación

Las palabras de Dios Todopoderoso:Las dos encarnaciones completan el sentido de la encarnación
Cada etapa de la obra realizada por Dios tiene un sentido práctico. Cuando Jesús llegó, era varón, y en este momento es mujer. A partir de esto, puedes ver que Dios creó al varón y a la mujer para Su obra y que con Él no hay distinción de género. Cuando Su Espíritu llega, Él puede adoptar cualquier carne a voluntad y este lo representa. Sea varón o mujer, ambos representan a Dios mientras sean Su carne encarnada. Si Jesús hubiera llegado y aparecido como una mujer, en otras palabras, si el Espíritu Santo hubiera tenido que concebir a una niña recién nacida, no un niño, esa etapa de la obra se habría completado de la misma forma. Igualmente, si un varón tuviera que completar etapa de la obra, la misma se completaría también. La obra llevada a cabo en ambas etapas es significativa; no se repiten ni entran en conflicto entre sí. En el momento de Su obra, se denominó a Jesús el único Hijo, lo que indica género masculino. ¿Por qué no se menciona entonces al único Hijo en esta etapa? Esto se debe a que las necesidades de la obra han exigido un cambio al género diferente del de Jesús. Con Dios no hay distinción de género. Su obra se realiza como Él desea y no está sujeta a ninguna restricción; es particularmente libre, pero cada etapa tiene un significado práctico. Dios se hizo carne dos veces, y sobra decir que Su encarnación en los últimos días es la última vez. Él ha venido a revelar todos Sus hechos. Si Él no se hubiera hecho carne en esta etapa para hacer personalmente una obra de la que el hombre testificara, este tendría siempre la idea de que Dios es solo varón, no mujer. Antes de esto, todos creían que Dios solo podía ser varón y que una mujer no podía ser llamada Dios, porque todos consideraban que el hombre tenía autoridad sobre la mujer. Creían que esta no podía asumir la autoridad, sino solo el hombre. Incluso decían que el hombre era la cabeza de la mujer o que esta debe obedecer al hombre y no podría sobrepasarlo. Cuando se dijo en el pasado que el hombre era la cabeza de la mujer, se dijo con respecto a Adán y Eva, a quienes la serpiente había engañado, y no al hombre y a la mujer creados por Jehová en el principio. Por supuesto, una mujer debe obedecer y amar a su marido, así como el hombre debe aprender a sustentar a su familia. Estos son las leyes y los decretos establecidos por Jehová, que la humanidad debe cumplir en su vida en la tierra. Jehová dijo a la mujer: “Tu deseo será para tu esposo y él tendrá autoridad sobre ti”. Esto solo se dijo para que la humanidad (esto es, tanto el hombre como la mujer) pudiera vivir una vida normal bajo el dominio de Jehová, para que su vida tuviera una estructura y no perdiera el orden. Por tanto, Jehová hizo normas apropiadas para delimitar cómo deberían actuar el hombre y la mujer, pero estas solo se referían a toda la creación que vivía sobre la tierra y no a la carne encarnada de Dios. ¿Cómo podría ser Él lo mismo que Su creación? Sus palabras solo iban dirigidas a la humanidad de Su creación; eran normas establecidas para el hombre y la mujer con el fin de que la humanidad pudiera vivir una vida normal. En el principio, cuando Jehová creó a la humanidad, hizo un varón y una mujer; por tanto, Su encarnada también se diferenció entre varón o mujer. Él no decidió Su obra en base a las palabras que habló a Adán y Eva. Las dos veces que se hizo carne se determinaron totalmente en línea con Su pensamiento cuando creó por primera vez a la humanidad. Esto es, Él completó la obra de Sus dos encarnaciones en base al varón y la mujer que no se habían corrompido. Si el hombre aplica las palabras habladas por Jehová a Adán y Eva, engañados por la serpiente, a la obra de la encarnación de Dios, ¿no tendría que amar Jesús entonces a Su esposa como debería? ¿Sigue Dios siendo Dios entonces? Si lo es, ¿puede completar Su obra? Si es incorrecto que la carne encarnada de Dios sea mujer, ¿no habría sido también un gran error que Dios creara a la mujer? Si el hombre sigue creyendo que es incorrecto que Dios se encarne en una mujer, ¿no sería entonces un error mayor que la presente encarnación la de Jesús, que no se casó y por tanto no pudo amar a Su esposa? Si usas las palabras habladas por Jehová a Eva para medir la verdad de la encarnación de Dios en este día, debes usar las palabras de Dios a Adán para juzgar al Señor Jesús que se hizo carne en la Era de la Gracia. ¿No son lo mismo estas dos cosas? Si juzgas al Señor Jesús por el varón a quien la serpiente no había engañado, no puedes juzgar la verdad de la encarnación hoy por la mujer a quien la serpiente engañó. ¡Esto es injusto! Si emites ese juicio, se demuestra tu falta de racionalidad. Cuando Jehová se hizo carne dos veces, el género de Su carne tenía relación con el varón y la mujer que no habían sido engañados por la serpiente. En dos ocasiones Él se encarnó conforme a aquel varón y aquella hembra no seducidos por la serpiente. No pienses que la masculinidad de Jesús era la misma que la del Adán engañado por la serpiente. No tiene ninguna relación con él, y son dos varones de diferentes naturalezas. ¿Seguro que la masculinidad de Jesús no demuestra que Él solo es la cabeza de todas las mujeres, pero no de todos los hombres? ¿No es Él el Rey de todos los judíos (incluidos hombres y mujeres)? Él es Dios mismo, no solo la cabeza de la mujer, sino del hombre también. Él es el Señor de todas las criaturas y la cabeza de todas ellas. ¿Cómo podrías determinar que la masculinidad de Jesús es el símbolo de la cabeza de la mujer? ¿No es esto blasfemia? Jesús es un varón que no se ha corrompido. Él es Dios; Él es Cristo; es el Señor. ¿Cómo podría ser Él un varón como Adán, que se había corrompido? Jesús es la carne vestida por el santísimo Espíritu de Dios. ¿Cómo podrías decir que Él es un Dios que posee la masculinidad de Adán? ¿No sería entonces errónea toda la obra de Dios? ¿Podía incorporar Jehová en Jesús la masculinidad de Adán, que había sido engañado? ¿No es la encarnación presente otra obra del Dios encarnado, diferente en género de la de Jesús, pero parecida en naturaleza? ¿Sigues atreviéndote a decir que Dios encarnado no podría ser una mujer, porque esta fue la primera engañada por la serpiente? ¿Sigues atreviéndote a decir que al ser ella la más impura y el origen de la corrupción de la humanidad, Dios no podía en absoluto encarnarse como una mujer? ¿Sigues atreviéndote a decir que “la mujer siempre obedecerá al hombre y nunca puede manifestar o representar directamente a Dios”? No entendías en el pasado; ¿puedes seguir blasfemando ahora la obra de Dios, especialmente la carne encarnada de Dios? Si no puedes ver esto claramente, cuida tu lengua, para que no se revelen tu insensatez y tu ignorancia, y tu fealdad no quede expuesta. No pienses que lo entiendes todo. Te digo que todo lo que has visto y experimentado es insuficiente para entender incluso una milésima parte de Mi plan de gestión. ¿Por qué eres, pues, tan arrogante? ¡La simple pizca de talento y el conocimiento mínimo que tienes son insuficientes para ser usados un solo segundo de la obra de Jesús! ¿Cuánta experiencia tienes realmente? ¡Lo que has visto y todo lo que has oído durante tu vida y lo que has imaginado es menos que la obra que hago en un momento! Será mejor que no seas puntilloso ni busques fallos. No importa lo arrogante que puedas ser, ¡sigues siendo una criatura menor que una hormiga! ¡Todo lo que hay en tu barriga es menos que lo que hay en la barriga de una hormiga! No pienses que porque hayas experimentado mucho y seas veterano, puedes hablar y actuar con una soberbia desatada. ¿No son tus experiencias y tu veteranía un resultado de las palabras que he pronunciado? ¿Crees que te las has ganado por medio de trabajo y esfuerzo? En este día, ves Mi encarnación, y como consecuencia de ello tienes esos ricos conceptos, de los que vienen innumerables ideas. De no ser por Mi encarnación, por muy extraordinarios que sean tus talentos, no tendrías tantos conceptos. ¿No es de aquí de donde surgieron tus ideas? De no ser por la primera vez que Jesús se hizo carne, ¿qué sabrías de la encarnación? ¿No es por tu conocimiento de la primera encarnación que te atreves a juzgar descaradamente la segunda? ¿Por qué ibas a escrutarla en lugar de ser un seguidor obediente? Has entrado en esta corriente y vienes delante del Dios encarnado. ¿Cómo se te permitirá estudiar? Está bien para ti estudiar la historia de tu propia familia, pero si estudias la “historia familiar” de Dios, ¿cómo iba a permitirte hacerlo el Dios actual? ¿No estás ciego? ¿No estás buscando problemas?

La diferencia esencial entre el Dios encarnado y la gente que Dios usa

Durante muchos años el Espíritu de Dios ha estado trabajando en la tierra inquisitivamente. A través de las edades Dios ha usado a muchísima gente para realizar Su obra. Sin embargo, el Espíritu de Dios todavía no tiene un lugar de descanso adecuado. Así que Dios se mueve a través de diferentes personas al hacer Su obra y en buena parte usa a la gente para llevarla a cabo. Es decir, en todos estos años, la obra de Dios nunca se ha detenido. Continúa llevándose adelante en el hombre de forma continua hasta nuestros días. Aunque Dios ha dicho mucho y hecho mucho, el hombre todavía no conoce a Dios, debido a que Dios nunca se le ha aparecido al hombre, ya que Él no tiene forma. Así que Dios tiene que llevar a cabo esta obra, haciendo que todos los hombres conozcan el significado práctico del Dios práctico. Para este propósito, Dios debe mostrar Su espíritu a la gente de manera tangible y trabajar en medio de ellos. Solo cuando el Espíritu de Dios asume forma física, cobra carne y hueso, y camina visiblemente entre la gente, acompañándolos en sus vidas, a veces mostrándose y a veces escondiéndose, que la gente es capaz de entenderlo a profundidad. De Dios haberse mantenido siempre en la carne, no habría podido completar Su obra a cabalidad. Después de trabajar en la carne por un período de tiempo, llevando a cabo el ministerio que requiere ser cumplido en la carne, Dios debe abandonar la carne y trabajar en el ámbito espiritual en la imagen de la carne, tal como Jesús lo hizo después de trabajar durante un período de tiempo en humanidad normal y completar todo el trabajo que Él tenía que completar. Vosotros podréis recordar esto de “La senda… (5)”: “Recuerdo a Mi padre que me decía: ‘En la tierra, solo lleva a cabo Mi voluntad y completa Mi mandato. Nada más es de tu incumbencia’”. ¿Qué veis en este pasaje? Cuando Dios viene a la tierra, Él solo lleva a cabo el trabajo de la divinidad. Esta es la comisión del Espíritu celestial para el Dios encarnado. Él ha venido solamente para ir a todas partes y hablar, para emitir Su voz usando diferentes métodos y desde diferentes perspectivas. Sus principales objetivos de trabajo son el proveer para el hombre, y enseñarle. Él no se preocupa por cosas tales como relaciones interpersonales u otros detalles referidos a la vida de las personas. Su ministerio principal es hablar por el Espíritu. Cuando el Espíritu de Dios aparece en la carne de manera tangible, Él solo provee para la vida del hombre y emite la verdad. Él no se involucra en los asuntos del hombre, es decir, que no participa en la obra de la humanidad. Los seres humanos no pueden realizar ninguna obra divina, y Dios no participa en la obra humana. En todos los años que Dios ha trabajado en esta tierra, Él siempre ha utilizado a la gente para llevar a cabo Su obra. Pero estas personas no pueden ser consideradas Dios encarnado; solo pueden ser consideradas personas utilizadas por Dios. Pero el Dios de hoy puede hablar directamente desde la perspectiva de la divinidad, enviar la voz del Espíritu, y trabajar en nombre del Espíritu. Todas esas personas a las que Dios ha usado a través del tiempo, igualmente tienen el Espíritu de Dios trabajando a través de sus cuerpos, así que, ¿por qué no pueden ser llamados Dios? El Dios de hoy es el Espíritu de Dios trabajando directamente en la carne, y Jesús también fue el Espíritu de Dios trabajando en la carne. Estos dos últimos son llamados Dios. Entonces, ¿cuál es la diferencia? A través del tiempo, todas las personas a las que Dios ha usado poseen pensamiento y razonamiento normal. Todos ellos saben cómo comportarse y manejar los asuntos de la vida. Todos poseen una ideología humana normal y tienen todas las cosas que las personas normales deberían tener. La mayoría de ellos tienen un talento excepcional y una inteligencia innata. Al trabajar a través de estas personas, el Espíritu de Dios aprovecha sus talentos, los cuales son sus dones dados por Dios. Es el Espíritu de Dios el que hace entrar en juego sus talentos, utilizando sus fortalezas para servir a Dios. Sin embargo, la esencia de Dios es libre de ideología y libre de pensamiento. No incorpora las ideas humanas e incluso carece de lo que normalmente los seres humanos tienen. Es decir, Dios ni siquiera comprende los principios de la conducta humana. Así es como son las cosas cuando el Dios de hoy viene a la tierra. Él trabaja y habla sin incorporar las ideas humanas o el pensamiento humano, sino que revela directamente el significado original del Espíritu y trabaja directamente en nombre de Dios. Esto significa que el Espíritu se presenta a trabajar, sin incorporar en lo más mínimo las ideas del hombre. Es decir, el Dios encarnado personifica directamente la divinidad, no posee pensamiento o ideología del hombre, y no tiene ninguna comprensión de los principios de la conducta humana. Si solo se tratara de una obra divina (es decir, si no fuera más que Dios mismo haciendo el trabajo), la obra de Dios no se podría llevar a cabo en la tierra. Así que cuando Dios viene a la tierra, Él tiene que tener unas cuantas personas que utiliza para llevar a cabo Su trabajo en la humanidad, conjuntamente con Su obra en la divinidad. En otras palabras, Él usa el trabajo humano para apoyar Su obra divina. De lo contrario, el hombre sería incapaz de entrar en contacto directo con la obra divina. Así fueron las cosas con Jesús y Sus discípulos. Durante Su vida, Jesús abolió las leyes antiguas y estableció nuevos mandamientos. También habló mucho. Todo esto se hizo en la divinidad. Todos los demás, como Pedro, Pablo y Juan, apoyaron su trabajo subsecuente sobre las palabras de Jesús como su fundamento. Es decir, que Dios estaba lanzando Su trabajo en esa época, marcando el comienzo de la Era de la Gracia. Él trajo una nueva era, aboliendo la vieja, e hizo que las palabras “Dios es el principio y el fin” se hicieran realidad. En otras palabras, el hombre tiene que llevar a cabo el trabajo humano fundamentado sobre la obra divina. Después de que Jesús dijo todo lo que tenía que decir y terminó Su trabajo en la tierra, Él dejó al hombre. Y las personas que vinieron tras Él trabajaron de acuerdo con los principios emitidos por Sus palabras y practicaron de acuerdo con las verdades que habló. Todas estas fueron personas que trabajaron para Jesús. Si Jesús hubiese estado haciendo el trabajo Él solo, no importa cuánto hablara, la gente todavía no sería capaz de ponerse en contacto con Su palabra, porque Él trabajaría en la divinidad y solo podría hablar un discurso divino. Era imposible para Él explicar las cosas de manera tal que la gente normal entendiera Su palabra. Así que Él tuvo que tener a los apóstoles y profetas que vinieron después de Él para complementar Su trabajo. Este es el principio de cómo funciona el Dios encarnado, usando la carne encarnada para hablar y actuar con el fin de completar la obra de la divinidad, y luego usando unas pocas personas o más, que fueran conformes con el corazón de Dios para complementar el trabajo de Dios. Es decir, Dios usa a gente que se conforma a Su corazón para que pastoreen y den agua a la humanidad a fin de que cada persona pueda recibir la verdad.

Conocer la obra de Dios hoy

Conocer la obra de Dios en estos tiempos es, en su mayor parte, conocer al Dios encarnado de los últimos días, cuál es Su ministerio principal, y qué ha venido a hacer en la tierra. He mencionado anteriormente en Mis palabras que Dios ha venido a la tierra (durante los últimos días) para establecer un ejemplo antes de partir. ¿Cómo establece Él este ejemplo? Hablando palabras, obrando y hablando a lo largo de la tierra. Esta es la obra de Dios durante los últimos días; Él sólo habla, de forma que la tierra pasa a ser un mundo de palabras, Sus palabras proveen para cada persona y la iluminan, y el espíritu del hombre es despertado y tiene claras las visiones. Durante los últimos días, Dios encarnado ha venido a la tierra principalmente con el fin de hablar palabras. Cuando Jesús vino, difundió el evangelio del reino de los cielos y cumplió la obra de redención de la crucifixión. Puso fin a la Era de la Ley, y abolió todas las cosas viejas. La llegada de Jesús terminó la Era de la Ley y dio entrada a la Era de la Gracia. La llegada del Dios encarnado de los últimos días ha puesto fin a la Era de la Gracia. Él ha venido principalmente a hablar Sus palabras, a usar palabras para perfeccionar al hombre, para iluminarlo y esclarecerlo, y eliminar el lugar del Dios vago en su corazón. Esta no es la etapa de la obra que Jesús realizó cuando vino. Cuando Él vino, llevó a cabo muchos milagros, curó y echó fuera demonios, e realizó la obra de redención de la crucifixión. Como consecuencia, en sus concepciones, el hombre cree que así es como Dios debería ser. Porque cuando Jesús vino, no llevó a cabo la obra de eliminar la imagen del Dios vago del corazón del hombre; cuando vino, fue crucificado, curó y echó fuera demonios, y difundió el evangelio del reino de los cielos. En un aspecto, la encarnación de Dios durante los últimos días elimina el lugar ocupado por el Dios vago en las concepciones del hombre, de tal forma que la imagen del mismo ya no está más en su corazón. Usando Sus palabras y Su obra reales, se mueve por todas las tierras, y la obra que realiza entre el hombre es excepcionalmente real y normal, de manera que este llega a conocer la realidad de Dios, y el Dios vago pierde su lugar en el corazón del hombre. En otro aspecto, Dios usa las palabras habladas por Su carne para hacer completo al hombre, y cumplir todas las cosas. Esta es la obra que Dios cumplirá durante los últimos días.
Lo que debéis saber:
1. La obra de Dios no es sobrenatural, y no debéis albergar concepciones sobre eso.
2. Debéis entender la obra principal que Dios encarnado ha venido a llevar a cabo esta vez.
Él no ha venido a sanar, o a echar fuera demonios, o a realizar milagros, y no ha venido a difundir el evangelio del arrepentimiento, o a conceder la redención al hombre. Eso se debe a que Jesús ya ha realizado esta obra, y Dios no repite la misma obra. Hoy, Dios ha venido a poner fin a la Era de la Gracia y echar fuera todas las prácticas de la misma. El Dios práctico ha venido principalmente a mostrar que es real. Cuando Jesús vino, habló pocas palabras; principalmente, exhibió milagros, llevó a cabo señales y maravillas, curó y echó fuera demonios, o bien habló profecías con el fin de convencer al hombre, y hacerle ver que Él era realmente Dios, y un Dios imparcial. En última instancia, completó la obra de la crucifixión. El Dios de hoy no exhibe señales y maravillas, ni cura y echa fuera demonios. Cuando Jesús vino, la obra que realizó representaba una parte de Dios, pero esta vez, Dios ha venido a realizar la etapa de la obra que queda pendiente, porque Él no repite la misma obra; Él es el Dios siempre nuevo y nunca viejo, y por tanto todo lo que ves hoy es las palabras y la obra del Dios práctico.
El Dios encarnado de los últimos días ha venido principalmente con el fin de hablar Sus palabras, a explicar todo lo necesario para la vida del hombre, a señalar aquello en lo que este debería entrar, a mostrar al hombre los hechos de Dios, así como Su sabiduría, Su omnipotencia y lo maravilloso que es. A través de las muchas formas en las que Dios habla, el hombre ve Su supremacía, Su magnitud y, además, la humildad y lo escondido de Dios. El hombre ve que Él es supremo, pero humilde y que está escondido, y puede convertirse en el menor de todos. Algunas de Sus palabras se pronuncian directamente desde la perspectiva del Espíritu, otras desde la del hombre, y otras desde la de la tercera persona. En esto puede verse que la forma de la obra de Dios varía grandemente y es por medio de las palabras que Él permite que el hombre lo vea. La obra de Dios durante los últimos días es tanto normal como práctica y, por consiguiente, el grupo de personas de esos días están sometidas a la mayor de todas las pruebas. Debido a la normalidad y la realidad de Dios, todas las personas han entrado en esas pruebas; que el hombre haya descendido a las pruebas de Dios se debe a la normalidad y la realidad de este. Durante la era de Jesús, no hubo concepciones o pruebas. Como la mayor parte de la obra realizada por Jesús estaba de acuerdo con las concepciones del hombre, las personas le seguían, y no tenía ningún concepto sobre Él. Las pruebas de hoy son las mayores afrontadas nunca por el hombre, y cuando se dice que estas personas han salido de la gran tribulación, esta es la tribulación a la que se hace referencia.
Hoy, Dios habla para crear fe, amor, tolerancia y obediencia en estas personas. Las palabras habladas por el Dios encarnado de los últimos días son acordes con la esencia de la naturaleza del hombre, con el comportamiento de este, y con aquello en lo que el hombre debería entrar hoy. Su método de hablar[a] es tanto real como normal: Él no habla del mañana ni mira atrás al ayer; sólo habla de aquello en lo que se debería entrar, ponerse en práctica y entenderse hoy. Si durante el día presente, emerge una persona capaz de exhibir señales y maravillas, y puede echar fuera demonios, curar, y llevar a cabo muchos milagros, y si esta persona declara ser Jesús que ha venido, sería una falsificación de espíritus malos, y su imitación de Jesús. ¡Recuerda esto! Dios no repite la misma obra. La etapa de la obra de Jesús ya ha sido completada, y Dios nunca más la acometerá. La obra de Dios es irreconciliable con las concepciones del hombre; por ejemplo, el Antiguo Testamento predijo la venida de un Mesías, pero resultó que vino Jesús, por lo que sería erróneo que viniera otro Mesías de nuevo. Jesús ya ha venido una vez, y sería incorrecto que Él viniera de nuevo en esta ocasión. Hay un nombre para cada era, y cada nombre se caracteriza por una era. En las concepciones del hombre, Dios siempre debe hacer señales y maravillas, siempre debe sanar y echar fuera demonios, y siempre debe ser como Jesús, pero esta vez Dios no es así en absoluto. Si durante los últimos días, Dios siguiera exhibiendo señales y maravillas, echara fuera demonios y sanara —si hiciera exactamente lo mismo que Jesús—, Dios estaría repitiendo la misma obra, y la de Jesús no tendría significado ni valor. Así pues, Dios lleva a cabo una etapa de la obra en cada era. Una vez completada cada etapa de la obra, los espíritus malignos la imitan pronto, y después de que Satanás empiece a pisarle los talones a Dios, este cambia a un método diferente; una vez que Dios ha completado una etapa de Su obra, los espíritus malignos la imitan. Debéis tener claras estas cosas. ¿Por qué es diferente hoy la obra de Dios de la de Jesús? ¿Por qué no exhibe Dios hoy señales y maravillas, no echa fuera demonios, y no cura? Si la obra de Jesús fuera la misma que la realizada durante la Era de la Ley, ¿podría Él haber representado al Dios de la Era de la Gracia? ¿Podría Jesús haber completado la obra de la crucifixión? Si como en la Era de la Ley, Jesús hubiera entrado en el templo y observado el día de reposo, nadie lo habría perseguido y todos lo habrían aceptado. Si esto fuera así, ¿podría haber sido crucificado? ¿Podría haber completado la obra de redención? ¿Cuál sería la razón de que el Dios encarnado de los últimos días exhibiese señales y maravillas, como Jesús? Sólo si Dios realiza otra parte de Su obra durante los últimos días, una que represente parte de Su plan de gestión, puede el hombre obtener un conocimiento más profundo de Dios, y sólo entonces puede completarse dicho plan de gestión.
Durante los últimos días Dios ha venido principalmente con el fin de hablar Sus palabras. Él habla desde la perspectiva del Espíritu, del hombre, y de la tercera persona; habla de diferentes formas, usando una forma para un período de tiempo, y usa las formas de hablar para cambiar las concepciones del hombre y eliminar la imagen del Dios vago del corazón del hombre. Esta es la principal obra realizada por Dios. Como el hombre cree que Dios ha venido a sanar, a echar fuera demonios, a llevar a cabo milagros, y a concederle bendiciones materiales, Él lleva a cabo esta etapa de la obra —la obra de castigo y juicio— con el fin de eliminar esas cosas de las concepciones del hombre, de forma que este pueda conocer la realidad y la normalidad de Dios, y que la imagen de Jesús pueda eliminarse de su corazón y sustituirse por una nueva imagen de Dios. Tan pronto como la imagen de Dios en el hombre se haga vieja, pasa a ser un ídolo. Cuando Jesús vino y llevó a cabo esa etapa de la obra, no representó la totalidad de Dios. Llevó a cabo algunas señales y maravillas, habló algunas palabras, fue finalmente crucificado, y representó una parte de Dios. No podía representar todo lo que es de Dios, sino que lo representó realizando una parte de Su obra. Eso se debe a que Dios es muy grande, maravilloso e insondable, y sólo realiza una parte de Su obra en cada era. La obra llevada a cabo por Dios durante esta era es principalmente la provisión de las palabras para la vida del hombre, la revelación de la esencia de la naturaleza del hombre y el carácter corrupto de este, la eliminación de los conceptos religiosos, del pensamiento feudal, del pensamiento obsoleto, así como del conocimiento y la cultura del hombre. Todo esto debe ponerse en evidencia y purificarse por medio de las palabras de Dios. En los últimos días, Él usa palabras, y no señales y maravillas, para perfeccionar al hombre. Usa Sus palabras para descubrir, juzgar, castigar y perfeccionar al hombre, de forma que en las mismas este llegue a ver la sabiduría y la belleza de Dios, y a entender Su carácter, y así, a través de las palabras de Dios, el hombre vea Sus hechos. Durante la Era de la Ley, Jehová guió a Moisés fuera de Egipto con Sus palabras, y habló algunas otras a los israelitas; en ese momento, parte de los hechos de Dios quedaron claros, pero debido a que el calibre del hombre era limitado y nada podía completar su conocimiento, Él siguió hablando y obrando. En la Era de la Gracia, el hombre vio una vez más parte de los hechos de Dios. Jesús fue capaz de mostrar señales y maravillas, de sanar y echar fuera demonios, y ser crucificado, tres días después de lo cual resucitó y se apareció en la carne ante del hombre. Este sólo conocía esto de Dios. Conoce tanto como Él le muestra, y si Él no le mostrara nada más, esa sería la medida de la delimitación de Dios por parte del hombre. Así pues, Dios continúa obrando, de manera que el conocimiento que el hombre tiene de Él pueda volverse más profundo, y que pueda llegar a conocer gradualmente la esencia de Dios. Él usa Sus palabras para hacer perfecto al hombre. Las palabras de Dios revelan tu carácter corrupto y Su realidad sustituye tus concepciones religiosas. El Dios encarnado de los últimos días ha venido principalmente a cumplir las palabras: “La Palabra se hace carne, la Palabra viene en la carne, y la Palabra aparece en la carne”, y si no tienes un conocimiento exhaustivo de esto, seguirás siendo incapaz de mantenerte firme; durante los últimos días, Dios pretende principalmente cumplir una etapa de la obra en la que la Palabra aparece en la carne, y esta es una parte del plan de gestión de Dios. Por tanto, vuestro conocimiento debe ser claro; independientemente de cómo obre Dios, Él no permite que el hombre lo delimite. Si Dios no hiciera esta obra durante los últimos días, el conocimiento que el hombre tiene de Él no podría ir más lejos. Sólo sabrías que Dios puede ser crucificado, que puede destruir Sodoma, que Jesús puede resucitar de los muertos y aparecerse a Pedro… Pero nunca dirías que las palabras de Dios pueden cumplirlo todo, y conquistar al hombre. Sólo a través de la experiencia de las palabras de Dios puedes hablar de tal conocimiento, y cuanto más experimentas de Su obra, más exhaustivo será tu conocimiento de Él. Sólo entonces cesarás de delimitar a Dios en tus propias concepciones. El hombre llega a conocer a Dios experimentando Su obra, y no hay otra forma correcta de conocerlo. Hoy, existen muchas personas que no hacen nada sino que esperan a fin de ver señales, maravillas y el tiempo de la catástrofe. ¿Crees en Dios, o en la catástrofe? Si esperas hasta esta última será demasiado tarde, y si Dios no la envía, ¿ya no será Dios? ¿Crees en señales y maravillas, o en Dios mismo? Jesús no exhibió señales y maravillas cuando otros se burlaron de Él; ¿no era Dios? ¿Crees en señales y prodigios, o en la esencia de Dios? ¡Las opiniones del hombre sobre la creencia en Dios son erróneas! Jehová habló muchas palabras durante la Era de la Ley, pero hasta hoy algunas de ellas no se han cumplido. ¿Puedes decir que Jehová no era Dios?
Hoy, debería quedar claro para todos vosotros que, en los últimos días, Dios cumple principalmente la realidad de “la Palabra se hace carne”. A través de Su obra práctica en la tierra, hace que el hombre lo conozca, y trate con Él, y vea Sus hechos prácticos. Hace que el hombre vea claramente que Él es capaz de exhibir señales y maravillas, y también hay momentos en los que es incapaz de hacerlo, y esto depende de la era. A partir de esto puedes ver que Dios no es incapaz de mostrar señales y prodigios, sino que cambia Su operativa de acuerdo a Su obra y a la era. En la etapa actual de la obra, Él no muestra señales y maravillas; que lo hiciera en la era de Jesús se debió a que Su obra en esa era fue diferente. Dios no hace esa obra hoy, y algunas personas creen que es incapaz de exhibir señales y maravillas, o piensan que si no lo hace, no es Dios. ¿No es esto una falacia? Dios es capaz de mostrar señales y maravillas, pero está obrando en una era diferente, y por eso no hace esa obra. Como es una era diferente, y una etapa distinta de la obra de Dios, los hechos que Dios deja claros también lo son. La creencia del hombre en Dios no es la creencia en señales y maravillas ni en milagros, sino en Su obra real durante la nueva era. El hombre llega a conocer a Dios a través de la manera en que Él obra, y este conocimiento produce en él la creencia en Dios, es decir, la creencia en la obra y los hechos de Dios. En esta etapa de la obra, Él principalmente habla. No esperes a ver señales y maravillas; ¡no las verás! Porque no naciste durante la Era de la Gracia. De haberlo hecho, podrías haberlas visto, pero naciste durante los últimos días, y por eso sólo puedes ver la realidad y la normalidad de Dios. No esperes ver al Jesús sobrenatural durante los últimos días. Sólo eres capaz de ver al Dios encarnado práctico, que no es diferente de cualquier otro hombre normal. En cada era, Dios deja claros diferentes hechos. En cada era, Él deja claros parte de Sus hechos, y la obra de cada era representa una parte del carácter de Dios, y representa una parte de los hechos de Dios. Los hechos que Él deja claros varían con la era en la que obra, pero todos dan al hombre un conocimiento de Él que es más profundo, una creencia en Dios más centrada, y más sincera. El hombre cree en Dios por todos Sus hechos, y porque Él es maravilloso, muy grande, porque es todopoderoso, e insondable. Si crees en Dios porque es capaz de llevar a cabo señales y maravillas y puede sanar y echar fuera demonios, tu opinión es errónea, y algunas personas te dirán: “¿No pueden también los espíritus malignos hacer estas cosas?”. ¿No es esto confundir la imagen de Dios con la de Satanás? Hoy, la creencia del hombre en Dios se debe a Sus muchos hechos y a las muchas formas en las que Él obra y habla. Dios usa Sus declaraciones para conquistar al hombre y perfeccionarlo. El hombre cree en Dios por Sus muchos hechos, no porque pueda mostrar señales y maravillas, y sólo lo entiende porque ve Sus hechos. Sólo conociendo los hechos prácticos de Dios, cómo obra, los medios por los que emplea Su sabiduría, cómo habla, y cómo perfecciona al hombre —sólo conociendo estos aspectos— puedes comprender la realidad de Dios y entender Su carácter. Lo que le gusta, lo que aborrece, cómo obra en el hombre; entendiendo lo que le gusta y lo que no, puedes diferenciar entre lo positivo y lo negativo, y a través de tu conocimiento de Dios hay progreso en tu vida. En resumen, debes obtener un conocimiento de la obra de Dios, y debes rectificar tus opiniones acerca de la creencia en Dios.
Fuente:Conocer la obra de Dios hoy
Iglesia de Dios Todopoderoso

Deberías saber que el Dios práctico es Dios mismo

¿Qué deberías saber acerca del Dios práctico? El Espíritu, la Persona, y la Palabra forman el Dios mismo práctico, y este es el verdadero significado del Dios mismo práctico. Si solo conoces la Persona, si conoces Sus hábitos y Su personalidad, pero no conoces la obra del Espíritu, lo que hace en la carne, y solo prestas atención al Espíritu, a la Palabra, limitándote a orar delante de Él, sin conocer la obra del Espíritu de Dios en el Dios práctico, esto demuestra que no le conoces. Conocerle implica saber y experimentar Sus palabras, así como comprender las normas y los principios del Espíritu Santo, y cómo obra Él en la carne. Por tanto, también incluye saber que el Espíritu gobierna toda acción de Dios en la carne, y que las palabras que pronuncia son la expresión directa del Espíritu. Por tanto, si deseas conocer al Dios práctico, debes saber principalmente cómo obra Él en la humanidad y en la divinidad; esto, a su vez, concierne a las expresiones del Espíritu, con las que todas las personas se comprometen.
¿Qué abarcan las expresiones del Espíritu? En unas ocasiones, el Dios práctico obra en humanidad, y otras veces lo hace en divinidad; pero sobre todo, en ambos casos, el Espíritu está al mando. Según sea el espíritu dentro de las personas, así es su expresión externa. El Espíritu obra de un modo normal, pero existen dos partes en Su dirección: una parte es Su obra en humanidad, y la otra es Su obra a través de la divinidad. Deberías saber esto claramente. La obra del Espíritu varía de acuerdo con las circunstancias: cuando se requiere Su obra humana, Él dirige esta obra humana, y cuando se necesita Su obra divina, la divinidad aparece directamente para llevarla a cabo. Como Dios obra y aparece en la carne, lo hace tanto en humanidad como en divinidad. El Espíritu dirige Su obra en humanidad con el fin de satisfacer las necesidades carnales de las personas, facilitar su compromiso con Él, permitirles ver Su realidad y Su normalidad, y que Su Espíritu ha venido en carne, está en medio del hombre, vive junto a él y se compromete con él. Su obra en divinidad tiene lugar con el fin de proveer para la vida de las personas, y guiarlas en todo desde el lado positivo, cambiando su carácter y permitiéndoles contemplar realmente la aparición del Espíritu en la carne. En general, el crecimiento en la vida del hombre se consigue directamente por medio de la obra y las palabras de Dios en divinidad. Solo si las personas aceptan la obra de Dios en divinidad pueden conseguir cambios en su carácter; solo entonces pueden ser saciados en su espíritu. Las personas solo pueden satisfacer la voluntad de Dios si a esto se añade la obra en humanidad: el pastoreo, el sustento, y la provisión de Dios en humanidad. Si son capaces de permanecer en los mandamientos, las personas deberían como mínimo conocer sin confusión al Dios práctico que aparece en la carne. En otras palabras, deberían captar los principios de permanecer en los mandamientos. Permanecer en los mandamientos no significa seguirlos caprichosa o arbitrariamente, sino ceñirse a ellos con una base, un objetivo y principios. Lo primero que debes conseguir es que tus visiones sean claras. El Dios mismo práctico del que se habla hoy obra tanto en humanidad como en divinidad. Mediante Su aparición se cumplen Su obra y Su vida humanas normales, así como Su obra completamente divina. Su humanidad y Su divinidad se combinan en una sola, y la obra de ambas[a] se logra por medio de las palabras; tanto en humanidad como en divinidad, Él hace declaraciones. Cuando Dios obra en humanidad, habla el lenguaje de la humanidad, de forma que las personas puedan implicarse y entender. Habla Sus palabras claramente, y estas son fáciles de entender, de forma que pueden proveerse a todas las personas; independientemente de si estas personas poseen conocimiento o tienen una educación deficiente, todas pueden recibir las palabras de Dios. La obra de Dios en divinidad también se lleva a cabo por medio de palabras, pero está llena de provisión, de vida, no está manchada por el sentido humano, no implica preferencias humanas, no tiene límites humanos, está fuera de los límites de cualquier humanidad normal; también se lleva a cabo en la carne, pero es la expresión directa del Espíritu. Si las personas solo aceptan la obra de Dios en humanidad, se confinarán dentro de cierto ámbito, y necesitarán un tratamiento, una poda y una disciplina perennes a fin de que se produzca un mínimo cambio en ellas. Sin la obra o la presencia del Espíritu Santo, siempre recurrirán a sus viejos caminos; solo a través de la obra de la divinidad pueden rectificarse estos males y deficiencias. Solo entonces pueden las personas ser completadas. En lugar de un tratamiento y una poda sostenidos, lo que se requiere es una provisión positiva, usando palabras para compensar todas las faltas, para revelar cada estado de las personas, para dirigir sus vidas, todos sus dichos, todos sus actos, y dejar al descubierto sus propósitos y motivaciones; esta es la obra práctica del Dios práctico. Y así, en tu actitud hacia Él, deberías someterte a Su humanidad, admitiéndolo y reconociéndolo y, además, aceptar y obedecer la obra y las palabras divinas. La aparición de Dios en la carne significa que toda la obra y las palabras del Espíritu de Dios se llevan a cabo a través de Su humanidad normal, y de Su carne encarnada. En otras palabras, el Espíritu de Dios dirige Su obra humana y lleva a cabo la obra de la divinidad en la carne, y en Dios encarnado puedes ver Su obra en humanidad y Su obra completamente divina; este es el sentido práctico de la aparición del Dios práctico en la carne. Si puedes ver esto claramente, serás capaz de conectar todas las diferentes partes de Dios, y dejarás de dar demasiada importancia a Su obra en la divinidad, y de despreciar Su obra en humanidad; no te irás a los extremos, ni tomarás ningún desvío. En general, el sentido del Dios práctico es que la obra de Su humanidad y Su divinidad, dirigida por el Espíritu, se expresa por medio de Su carne, de forma que las personas puedan ver que Él es vívido y natural, verdadero y real.
El Espíritu de la obra de Dios en humanidad tiene fases de transición. Haciendo perfecta a la humanidad, permite que Su humanidad reciba la dirección del Espíritu, después de lo cual esta puede proveer para las iglesias y pastorearlas. Es una expresión de la obra normal de Dios. Por tanto, si puedes ver claramente los principios de la obra de Dios en humanidad, será improbable que tengas conceptos sobre la misma. Independientemente de cualquier otra cosa, el Espíritu de Dios no puede estar equivocado. Está en lo correcto, y sin error; no haría nada de manera incorrecta. La obra divina es la expresión directa de la voluntad de Dios, sin la interferencia de la humanidad. No pasa por la perfección, sino que viene directamente del Espíritu. Sin embargo, que Él pueda obrar en divinidad se debe a Su humanidad normal; no es sobrenatural en lo más mínimo, y parece que una persona normal lo lleva a cabo; Dios vino del cielo a la tierra principalmente con el fin de expresar las palabras de Dios a través de la carne, para completar la obra del Espíritu de Dios usando la carne.
Hoy, el conocimiento de las personas del Dios práctico sigue siendo demasiado parcial, y su entendimiento del sentido de la encarnación demasiado insignificante. Cuando se trata de la carne de Dios, las personas ven a través de Su obra y Sus palabras que el Espíritu de Dios incluye muchas cosas, que Él es muy rico. No obstante, en cualquier caso, el testimonio de Dios viene en última instancia de Su Espíritu: lo que Dios hace en la carne, por medio de qué principios obra, qué hace en humanidad y qué hace en divinidad. Hoy puedes adorar a esta persona, pero en realidad estás adorando al Espíritu. Es lo mínimo que debería conseguirse en el conocimiento del Dios encarnado por parte de las personas: conocer la esencia del Espíritu por medio de la carne, la obra divina del Espíritu en la carne y la obra humana en la carne, aceptar todas las palabras y declaraciones del Espíritu en la carne, y ver cómo el Espíritu de Dios dirige la carne y demuestra Su poder en la misma. Es decir, el hombre llega a conocer el Espíritu del cielo a través de la carne; la aparición del Dios mismo práctico en medio del hombre ha disipado al Dios mismo confuso en los conceptos de la gente; la adoración del Dios mismo práctico por parte de las personas ha incrementado su obediencia a Dios; y a través de la obra divina del Espíritu de Dios en la carne, y el esfuerzo humano en la carne, el hombre recibe revelación y pastoreo, y en su carácter vital se producen cambios. Solo este es el significado práctico de la llegada del Espíritu en la carne, y es así principalmente para que las personas puedan comprometerse con Dios, confiar en Él, y alcanzar Su conocimiento.
En general, ¿qué actitud deberían adoptar las personas hacia el Dios práctico? ¿Qué sabes de la encarnación, de la aparición de la Palabra en la carne, de la aparición de Dios en la carne, de los hechos del Dios práctico? ¿Y de qué se habla hoy principalmente? La encarnación, la llegada de la Palabra en la carne, y la aparición de Dios en la carne, todo esto debe entenderse. En base a vuestra estatura y a la era, debéis llegar gradualmente a entender estos asuntos; durante vuestras experiencias vitales, debéis llegar gradualmente a entender estos asuntos, y debéis tener un conocimiento claro. El proceso por el cual las personas experimentan las palabras de Dios es el mismo que aquel por el que conocen la aparición de las mismas en la carne. Cuanto más experimentan las personas las palabras de Dios, más conocen Su Espíritu; por medio de la experiencia de las palabras de Dios, las personas comprenden los principios de la obra del Espíritu y llegan a conocer al Dios mismo práctico. En realidad, cuando Dios perfecciona a las personas y las gana, está haciendo que conozcan los hechos del Dios práctico; está usando Su obra para mostrar a las personas el sentido práctico de la encarnación, y que el Espíritu de Dios ha aparecido realmente delante del hombre. Cuando Dios ha ganado a las personas y las ha perfeccionado, las expresiones del Dios práctico las han conquistado, Sus palabras las han cambiado, y Él les ha dado Su vida en su interior, llenándolas con lo que Él es (ya sea lo que Él es humanamente o lo que Él es divinamente), llenándolas con la esencia de Sus palabras, y haciendo que las personas vivan Sus palabras. Cuando Dios gana personas, lo hace principalmente usando las palabras y las declaraciones del Dios práctico con el fin de ocuparse de las deficiencias de estas personas, así como de juzgar y revelar su carácter rebelde, haciendo que obtengan lo que necesitan, y mostrándoles que Dios ha venido en medio del hombre. Lo más importante es que la obra realizada por el Dios práctico consiste en salvar a cada persona de la influencia de Satanás, sacándola de la tierra de la inmundicia, y disipando su carácter corrupto. El sentido más profundo de ser ganado por el Dios práctico es ser capaz de tomarlo como un ejemplo, como un modelo, y vivir una humanidad normal, ser capaz de practicar según Sus palabras y Sus exigencias, sin la más mínima desviación o alteración, practicando como Él dice, y siendo capaz de alcanzar lo que Él pide. De esta forma, Dios te habrá ganado. Cuando esto ocurre no solo posees la obra del Espíritu Santo; principalmente, eres capaz de hacer realidad las exigencias del Dios práctico. Tener simplemente la obra del Espíritu no significa que tengas vida. Lo fundamental es si eres capaz de actuar según los requisitos del Dios práctico para ti, y esto guarda relación con que puedas ser ganado por Dios. Estas cosas son el mayor significado de la obra del Dios práctico en la carne. Es decir, Él gana a un grupo de personas apareciendo real y auténticamente en la carne, siendo vívido y natural, visto por ellas, haciendo realmente la obra del Espíritu en la carne, y actuando como un ejemplo para las personas en la carne. La llegada de Dios en la carne tiene lugar principalmente para permitir a las personas ver Sus hechos reales, para materializar el Espíritu sin forma en la carne, y permitir que las personas lo vean y lo toquen. De esta forma, aquellos a los que Él ya ha hecho completos harán de Él una realidad; Él los ganará, y serán conforme a Su corazón. Si Dios solo hablara en el cielo, y no viniera realmente a la tierra, las personas seguirían siendo incapaces de conocerle; solo podrían predicar Sus hechos usando teoría vacía, y no tendrían Sus palabras como una realidad. Dios ha venido a la tierra principalmente para actuar como un ejemplo y un modelo para aquellos a quienes Él debe ganar; solo de esta forma pueden las personas conocer realmente a Dios, tocarlo y verlo, y solo entonces puede Dios ganarlos de verdad.
Fuente:Deberías saber que el Dios práctico es Dios mismo
Iglesia de Dios Todopoderoso
Dios Todopoderoso

Capítulo 10: Conocimiento de la encarnación

Conocer a Dios es algo que debe hacerse a través de la lectura y de la comprensión de la palabra de Dios. Algunas personas dicen: “No he visto al Dios encarnado, ¿cómo puedo, pues, conocerlo?”. La palabra de Dios es, en realidad, una expresión del carácter de Dios. En Su palabra podemos ver Su amor por la humanidad, Su salvación de la humanidad y la forma en que Él salva a las personas… porque es Dios quien expresa Su palabra en oposición al hecho de que Dios usó al hombre para escribirla. Dios la expresa personalmente. Dios mismo expresa Sus propias palabras y Su voz interna. ¿Por qué las definimos como palabras sinceras? Porque se emiten desde muy adentro, expresan Su carácter, Su voluntad, Sus pensamientos, Su amor por la humanidad, Su salvación de la humanidad y Sus expectativas respecto a la humanidad. Entre las palabras de Dios hay palabras graves, amables y suaves, algunas consideradas y otras reveladoras que son crueles. Si sólo consideras las palabras reveladoras, sientes que Dios es bastante severo. Si sólo examinas el lado amable y suave, Dios parece no tener mucha autoridad. Por tanto, en esto no debes entender las cosas fuera de contexto. Debes contemplarlas desde todos los ángulos. A veces Dios habla desde una perspectiva amable y compasiva, y las personas ven Su amor por la humanidad; en ocasiones, Él habla desde una perspectiva estricta y las personas ven el carácter de Dios que no puede ser ofendido. El hombre es deplorablemente sucio y no es digno de ver el rostro de Dios ni de presentarse delante de Él. Que las personas vengan ahora delante de Dios es puramente por Su gracia. La sabiduría de Dios puede verse en la forma en que Él obra y en el significado de Su obra. Aunque las personas no entren en contacto con Dios, siguen siendo capaces de ver estas cosas en Su palabra. Cuando alguien que posee un entendimiento verdadero entra en contacto con Cristo, su entendimiento puede ajustarse a Él, pero cuando alguien que sólo tiene una comprensión teórica entra en contacto con Dios, no puede coincidir con Él. Este aspecto de la verdad es el misterio más grande y profundo, difícil de comprender. Resume las palabras que Dios pronuncia sobre el misterio de la encarnación, considéralas desde diversos ángulos y después debatid estas cosas entre vosotros. Puedes orar, meditar mucho sobre estas cosas y hablar de ellas. Tal vez el Espíritu Santo te esclarezca y te permita entenderlas. Esto se debe a que no tienes oportunidad alguna de entrar en contacto con Dios y debes confiar de esta forma en la experiencia para sentir poco a poco el camino de entrada, para lograr un entendimiento verdadero de Dios.
Las verdades respecto a conocer a Cristo y conocer a Dios mismo son las más profundas. Sin embargo, si las personas ponen énfasis en buscar este aspecto de la verdad en su interior, se volverán más alegres y constantes, y tendrán una senda por la que andar. Este aspecto de la verdad es muy similar al corazón del hombre. Si una persona no tiene verdad en este aspecto, carecerá de fuerza. Cuanto más conocimiento de este aspecto de la verdad tenga una persona, más fuerza tendrá. Ahora bien, hay algunas personas que dicen: En el análisis final, ¿qué es la encarnación? ¿Pueden estos dichos probar que Él es Dios encarnado? ¿Pueden estas palabras demostrar que Él es Dios mismo? De no haber pronunciado Él esas palabras, ¿seguiría siendo Dios mismo? ¿O si solamente hubiera pronunciado algunas de las palabras, ¿seguiría siendo Dios? ¿Qué es lo que determina que Él es Dios? ¿Lo determinan sencillamente estas palabras? Ésta es una pregunta clave. Algunas personas identifican estas palabras, de manera incorrecta, como instrucción del Espíritu Santo, que Él acabó de dar instrucciones y se marchó, que el Espíritu Santo cesó de obrar, que esta carne no es más que una carne ordinaria y normal, que esta carne no puede ser llamada Dios; más bien se le puede llamar el Hijo del hombre y no se le puede llamar Dios. Algunas personas lo malinterpretan de esta forma. ¿Dónde está, pues, el origen de este malentendido? Está en que las personas no han entendido del todo la encarnación, y que no la han descubierto en profundidad. Las personas entienden la encarnación de un modo demasiado superficial y sólo tienen algunas nociones de conocimiento. Si pronunciar tantas palabras equivale a que Él es Dios, ¿significa entonces que Él también es Dios el decir unas pocas en lugar de muchas? En realidad, que pronuncie pocas palabras también es una expresión de divinidad. ¿Es Él Dios? La obra que Dios realiza tiene gran relevancia. Ha conquistado los corazones humanos y ha ganado a un grupo de personas. De no haber acabado la obra, ¿habría sido posible conocerlo como Dios mismo? Previamente hubo personas que, cuando la obra estaba medio hecha, pensaron así: según yo lo veo, esta obra debería cambiar. ¿Quién puede decir qué es realmente la encarnación? ¿Es esto tener una actitud de desconfianza hacia la encarnación de Dios? Que puedas desconfiar del cuerpo encarnado de Dios demuestra que no crees en la encarnación, que no crees que Él sea Dios ni que tenga la esencia de Dios y que no crees que las palabras que Él dijo hayan salido de Dios. Más aún, no crees que las palabras que Él pronunció fueran la revelación de Su propio carácter y la expresión de Su sustancia. Algunas personas hablaron de este modo: tal como yo lo veo, la forma en que Dios obra debería cambiar. No se sabe con seguridad qué es realmente la encarnación y, quizás, debería haber otra explicación al respecto. Algunas personas esperan y ven para comprobar si las palabras pronunciadas por el Dios encarnado, que está sentado ahí, tienen algún tono, si Él habla la verdad y si ha dicho algo nuevo. Si yo tuviera una máquina de rayos X miraría y vería si hay alguna verdad dentro de Él. Si no hay verdad, y si Él es una persona, entonces yo huiría corriendo y no creería. Miraría y vería si el Espíritu de Dios está obrando en Él, si lo está ayudando y dándole instrucciones en Su discurso. Algunas personas desconfían de este modo y siempre se están preocupando de este problema en sus corazones. ¿Por qué razón existe esta situación? Por ninguna que no sea una perspectiva superficial de la encarnación. No la conocen por completo y no han alcanzado un alto nivel en su entendimiento. Por ahora, sólo reconocen que esta persona tiene el Espíritu de Dios. Sin embargo, decir que dentro de Él está la sustancia de Dios, el carácter de Dios, y afirmar que Él tiene lo que Dios es y tiene, que lo tiene todo de Dios, y decir que Él no es otro que Dios, resulta difícil de entender del todo para algunas personas. Las palabras no parecen encajar con la persona en varias cosas. Lo que las personas ven y lo que creen no es la sustancia de Dios. Dicho de otro modo, las personas sólo ven esas palabras y la obra real. Las personas sólo piensan que Dios hizo parte de la obra, que el Dios encarnado sólo puede hacer esa poca obra. Ni una sola persona cree que, aunque la encarnación exprese ahora ese poco de obra, Él tiene toda la esencia de la divinidad. Nadie piensa así. Ahora bien, algunas personas afirman: “Conocer al Dios encarnado es demasiado difícil. Si fuera el Espíritu de Dios que obra directamente, lo entenderíamos con facilidad. Seríamos capaces de ver de forma directa el poder y la autoridad de Dios en la obra del Espíritu. Entonces sería fácil de conocer a Dios”. ¿Es éste un dicho sostenible? Ahora os formulo una pregunta como ésta: “¿Es más fácil conocer al Dios encarnado o al Espíritu? Si el Dios encarnado realizó tanta obra como Jehová, ¿cuál sería más fácil de entender?”. Se podría decir que ambos son difíciles de entender. Si hubiera un camino, ambos serían fáciles de comprender. Si no hubiera entendimiento espiritual alguno, sería difícil entender a ambos. ¿Tampoco comprendían las personas la obra y las palabras de la encarnación en el principio? ¿Lo malentendieron todo? Las personas no sabían lo que Dios estaba haciendo; ¡nada de ello encajaba con los conceptos de las personas! ¿Acaso todas las personas sugerían conceptos? Esto ilustra que las personas no conocen fácilmente al Dios encarnado. Es igual de difícil que conocer al Espíritu, porque la obra de la encarnación es la expresión del Espíritu, sólo que las personas son capaces de ver y tocar la encarnación. Sin embargo, es probable que las personas no entiendan cuál es el significado interno de la encarnación y cuál es el propósito de Su obra, qué significa, qué aspectos de Su carácter representa y por qué se ha revelado Él de este modo, ¿verdad? Que no entiendas demuestra que no sabes. El Espíritu vino a realizar obra, a pronunciar un conjunto de palabras y, después, se marchó. Lo único que hacen las personas es obedecer y llevar esas palabras a cabo, ¿pero acaso saben las personas lo que es en realidad? ¿Pueden conocer las personas el carácter de Jehová a partir de esas palabras? Algunas personas afirman que es fácil conocer al Espíritu, que el Espíritu vino a hacer la obra de llevar la verdadera imagen de Dios. ¿De qué forma es Él difícil de conocer? En realidad, conoces Su imagen externa, ¿pero puedes conocer la esencia de Dios? Ahora bien, el Dios encarnado es una persona normal y corriente con la que sientes que es fácil estar en contacto. Sin embargo, cuando Su esencia y Su carácter se expresan, ¿saben las personas estas cosas con facilidad? ¿Aceptan las personas con facilidad aquellas palabras que Él dijo y que no se ajustan a sus conceptos? Ahora todas las personas dicen que conocer al Dios encarnado es difícil. Si, más tarde, Dios fuera transfigurado, entonces sería tan fácil conocerlo. Las personas que dicen esto ponen toda la responsabilidad sobre el Dios encarnado. ¿Realmente las cosas son así? De manera similar, aunque el Espíritu llegara tú no lo entenderías. El Espíritu se marchó justo después de acabar de hablarles a las personas; no les explicó gran cosa ni coexistió ni vivió con ellas de un modo normal. Las personas no tuvieron la oportunidad de conocer a Dios de una forma más práctica. Para las personas, el beneficio de la obra del Dios encarnado es inmenso. Las verdades que aporta a las personas son más prácticas. Ayuda a las personas a ver al Dios mismo práctico. Sin embargo, conocer la esencia de la encarnación y la esencia del Espíritu es igualmente difícil. Éstas son igual de difíciles de conocer.
¿Qué significa conocer a Dios? Quiere decir que el hombre conoce la gama de emociones de Dios; esto es lo que significa conocer a Dios. Dices que has visto a Dios, pero no entiendes la gama de Sus emociones, no comprendes Su carácter ni tampoco conoces Su justicia. No tienes entendimiento alguno de Su misericordia ni sabes lo que Él detesta. A esto no se le puede llamar conocimiento de Dios. Por tanto, algunas personas son capaces de seguir a Dios, pero no creen necesariamente en Él. Esta es la distinción. Si lo conoces, lo entiendes; si eres capaz de comprender y captar algo de lo que es Su voluntad y conoces Su corazón, entonces puedes creer verdaderamente en Él, te puedes someter de verdad a Él, amarlo y adorarlo de verdad. Si no comprendes estas cosas, entonces sólo te limitas a seguir, sólo eres una persona que corre y sigue a la multitud. A eso no se le puede llamar sumisión ni adoración verdaderas. ¿Cómo se puede producir la verdadera adoración? No hay quien vea y conozca de verdad a Dios que no lo adore, que no lo venere. Tan pronto como ven a Dios se asustan. En este momento, las personas están en el tiempo de la obra del Dios encarnado. Cuanto más entendimiento tengan las personas respecto al carácter del Dios encarnado y de lo que Él tiene y es, más lo aprecian y más lo veneran. A menudo, menos entendimiento significa más temeridad, tanta que se trata a Dios como ser humano. Las personas temerán y temblarán si conocen de verdad a Dios y si lo ven realmente. ¿Por qué dijo Juan: “el que viene detrás de mí, cuyas sandalias no soy digno de llevar”? Aunque el entendimiento de su corazón no era muy profundo, sabía que Dios es asombroso. ¿Cuántas personas son capaces de venerar ahora a Dios? Sin conocer el carácter de Dios, ¿cómo se le puede venerar? Si las personas no conocen la esencia de Cristo ni entienden el carácter de Dios, son incluso menos capaces de adorar de verdad a Dios. Si las personas sólo ven la apariencia externa normal y corriente de Cristo ni conocen Su esencia, es fácil que las personas traten a Cristo como a un hombre corriente. Pueden adoptar una actitud irrespetuosa hacia Él, engañarlo, resistirse a Él, desobedecerlo, juzgarlo y ser obstinadas. Pueden considerar que Sus palabras son insignificantes, pueden tratar Su carne como les plazca, pueden albergar conceptos y blasfemar. Para resolver estos problemas, uno debe conocer la esencia y la divinidad de Cristo. Éste es el aspecto principal de conocer a Dios; ahí es donde deben entrar y lo que deben lograr todas las personas que creen en el Dios práctico.

 Fuente:Capítulo 10: Conocimiento de la encarnación

La decimotercera declaración

Oculto dentro de las proclamaciones de Mi voz hay unas cuantas de Mis intenciones. Pero el hombre no conoce ni entiende nada de esto, y sigue recibiendo Mi palabra desde el exterior y la sigue desde el exterior, sin ser capaz de darse cuenta de Mi corazón o de intuir Mi voluntad desde el interior de Mi palabra. Aún si Mis palabras han sido claras, ¿ha entendido alguien? Desde Sion entré en la humanidad. Porque he asumido la humanidad de un hombre común y me he vestido con la piel de un hombre, los hombres simplemente llegan a conocer Mi apariencia desde el exterior, pero no conocen la vida que está dentro de Mí, ni tampoco reconocen al Dios del Espíritu, sino que solo conocen el hombre carnal. ¿Podría ser que el verdadero Dios mismo sea indigno de que vosotros intentéis conocerlo? ¿Acaso puede ser que el verdadero Dios mismo sea indigno de que vosotros hagáis el esfuerzo por tratar de “diseccionarlo”? Detesto la corrupción de toda la raza humana, pero siento compasión por su debilidad. También estoy tratando con la antigua naturaleza de toda la raza humana. Como pueblo mío en China, ¿no sois vosotros acaso una parte de la raza humana también? Entre todo Mi pueblo, y entre todos Mis hijos, es decir, entre los que Yo he elegido de entre toda la raza humana, vosotros pertenecéis el grupo más bajo. Por esta razón, he gastado la mayor cantidad de energía en vosotros, la mayor cantidad de esfuerzo. ¿Es que todavía no apreciáis la vida bendecida que hoy disfrutáis? ¿Todavía estáis endureciendo el corazón para rebelaros contra Mí y enfocaros en vuestros propios designios? Si no fuera porque aun siento lástima y amor por vosotros, hace tiempo que toda la humanidad hubiese caído cautiva bajo Satanás, convirtiéndose en “deliciosos bocados” en su boca. Hoy en día, en medio de toda la humanidad, aquellos quienes realmente se consumen por Mí, y que genuinamente me aman, siguen siendo aún lo suficientemente raros como para poder ser contados con los dedos de una mano. ¿Será que actualmente el título de[a] “Mi pueblo” ya se ha convertido en vuestra propiedad personal? ¿Acaso tu conciencia sencillamente se ha ido enfriando como el hielo? ¿Eres verdaderamente digno de convertirte en el pueblo que requiero? Pensando en el pasado, y mirando de nuevo el presente, ¿quién de vosotros habéis satisfecho Mi corazón? ¿Quién de vosotros ha mostrado una preocupación genuina por Mis intenciones? De no haberos Yo provocado, aun no hubieseis despertado, sino que hubieseis permanecido como en un estado de congelación, y de nuevo, como en un estado de hibernación.
En medio de las olas turbulentas, el hombre percibe Mi ira; en la revoltosa confusión de nubes oscuras, los hombres están totalmente aterrorizados, y no saben a dónde huir, como si el trueno y la lluvia se los llevará por delante. Entonces, después que la tormenta de nieve arremolinada ha pasado, su estado de ánimo se tranquiliza y se vuelve ligero mientras se deleitan con un hermoso escenario de la naturaleza. Pero, en tales circunstancias, ¿quién entre ellos ha experimentado alguna vez el amor ilimitado que Yo siento hacia la humanidad? En sus corazones yace solo Mi figura, pero no la esencia de Mi Espíritu; ¿no será que el hombre me está desafiando abiertamente? Cuando la tempestad ha pasado, toda la humanidad queda como renovada, como si, tras el refinamiento por haber vivido tribulaciones, hubiesen recuperado la luz y la vida. ¿Acaso vosotros, después de haber superado los golpes que di, no tuvieron la buena fortuna de llegar al día de hoy? Pero cuando el hoy se haya ido y llegue el mañana, ¿seréis capaces de mantener la pureza que siguió al aguacero? ¿Seréis capaces de mantener la devoción que vino después de vuestro refinamiento? ¿Seréis capaces de mantener la obediencia del presente? ¿Puede vuestra devoción mantenerse firme e inmutable? ¿Estáis seguros de que esta no es una demanda cuyo cumplimiento sobrepasa la capacidad del hombre? Día tras día, Yo vivo con hombres, e interactúo con los hombres en medio de la humanidad, pero nadie se ha percatado de esto. Si no fuera por la guía de Mi Espíritu, ¿quién de toda la raza humana, seguiría aun existiendo en la actualidad? Cuando digo que vivo y actúo en la compañía de los hombres, ¿acaso podría estar exagerando? En el pasado, dije “He creado la humanidad, y guiado a la humanidad entera, y he comandado a toda la humanidad”; ¿y acaso no fue así en verdad? ¿Podría ser posible que vuestra experiencia de estas cosas haya sido insuficiente? La mera frase “hacedor de servicio” debería ser suficiente para que gastéis el esfuerzo de toda una vida en la explicación. Sin una experiencia verdadera, un ser humano nunca llegaría a conocerme, nunca sería capaz de llegar a conocerme a través de Mi palabra. Pero hoy he venido personalmente para estar en medio de vosotros: ¿No facilita esto que vosotros me conozcáis? ¿No será que Mi encarnación es también salvación para vosotros? Si Yo no hubiese descendido hacia la humanidad en Mi propia persona, hace mucho tiempo que toda la raza humana hubiese sido impregnada de concepciones, lo que es igual a decir que se hubieran convertido en una de las posesiones de Satanás, porque en lo que tú crees es simplemente en la imagen de Satanás, y no tiene nada que ver con Dios mismo. ¿No es esto acaso Mi salvación?
Cuando Satanás viene ante Mí, Yo no retrocedo ante su salvaje ferocidad, ni me siento asustado por su fealdad; Yo simplemente lo ignoro. Cuando Satanás me tienta, percibo de sus trucos, obligándolo a escabullirse con vergüenza y humillación. Cuando Satanás lucha conmigo y trata de arrebatarme a Mi pueblo elegido, lo enfrento con Mi carne; y en Mi carne sostengo y pastoreo a Mi pueblo, para que ellos no caigan con facilidad o se pierdan, y Yo los guío en cada paso del camino. Y cuando Satanás se retire derrotado, Yo habré sido glorificado en Mi pueblo y Mi pueblo habrá nacido brillante y sonoro para dar testimonio de Mi. Por lo tanto, voy a tomar los contrastes de Mi plan de gestión y los arrojaré de una vez por todas dentro del pozo sin fondo. Este es Mi plan, esta es Mi obra. En tu vida, puede llegar un día en que te encuentres con este tipo de situación: ¿Estarás dispuesto a caer voluntariamente cautivo bajo Satanás, o dejarás que Yo te haga mío? Este es tu propio destino, y debes pensarlo cuidadosamente.
La vida en el reino es la vida del pueblo y de Dios mismo. Toda la humanidad está bajo Mi cuidado y protección, y todos están enfrentados en una batalla a muerte con el gran dragón rojo. Para ganar esta batalla final, para acabar con el gran dragón rojo, todas las personas deben ofrecer todo su ser a Mí en Mi reino. Cuando digo “reino”, me refiero a la vida que se vive directamente bajo los auspicios de la divinidad, en la cual la humanidad es pastoreada por Mí directamente, es entrenada por Mí directamente, para que las vidas de toda la humanidad, aun cuando sigan en la tierra, estén como en el cielo, toda una verdadera materialización de la vida en el tercer cielo. A pesar de que estoy en Mi carne, no sufro las limitaciones de la carne. ¿Cuántas veces he entrado en medio del hombre para escuchar sus oraciones, y cuántas veces más he caminando entre los hombres, disfrutando de sus alabanzas? A pesar de que los seres humanos nunca han sido conscientes de Mi existencia, Yo continúo con Mi obra de esta manera. Sin embargo, en Mi morada, que es el lugar donde Yo me mantengo oculto, en esta morada, Yo he vencido a todos Mis enemigos; en Mi morada, he adquirido una experiencia real sobre la vida en la tierra; en Mi morada, estoy observando cada palabra y acción del hombre, y vigilo, y doy instrucciones a la totalidad de la raza humana. Si la humanidad pudiera sentir solicitud por Mis intenciones, satisfaciendo así Mi corazón y dándome placer, entonces seguramente bendeciría a toda la humanidad. ¿No es esto lo que intento para la humanidad?
Mientras que la humanidad yace en estado de coma, es solo a través de los relámpagos de Mi trueno que los seres humanos son levantados de sus sueños. Y cuando ellos abren sus ojos, muchos ojos son heridos por estas explosiones de radiación fría, hasta el punto de perder su sentido de la orientación, sin saber de dónde vienen ni a dónde van. La mayoría de las personas son heridas por los rayos que son como láser y como resultado, colapsan por montones bajo la tempestad, sus cuerpos arrastrados por los torrentes que salen a borbotones, sin dejar rastro alguno. Bajo la luz, los sobrevivientes finalmente son capaces de ver Mi rostro con claridad, y solo entonces llegan a conocer un poco de Mi apariencia externa, hasta el punto en que ya no se atreven a mirarme directamente a la cara, por temor a que Yo una vez más acuda a Mis castigos y maldiciones sobre su carne. ¿Cuántas personas rompen a llorar incontrolablemente? ¿Cuántas caen en la desesperación? ¿Cuántas forman ríos con su sangre? ¿Cuántas se convierten en cadáveres deambulando sin rumbo fijo de aquí para allá? ¿Cuántas personas habiendo encontrado su lugar en la luz, sienten una repentina punzada en el corazón y derraman lágrimas por sus largos años de infelicidad? ¿Cuántas personas, bajo el reflejo siniestro de la luz, confiesan sus impurezas y deciden reformarse? ¿Cuántas personas, que han sido cegadas, ya han perdido la alegría de vivir y, en consecuencia, no tienen la voluntad para darse cuenta de la luz, y por lo tanto siguen estancados, esperando su final? ¿Y cuántas personas están izando las velas de la vida y bajo la guía de la luz, anticipan con vehemencia su mañana?… Actualmente, ¿quién en la humanidad no se encuentra en este estado? ¿Quién no existe dentro de Mi luz? Incluso si eres fuerte, o suponiendo que eres débil, ¿cómo puedes evitar la venida de Mi luz?
10 de marzo de 1992
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La duodécima declaración

Cuando el relámpago surge desde el Este, que es también precisamente el momento en el que empiezo a hablar, cuando aparece, todo el empíreo se ilumina, y todas las estrellas empiezan a transformarse. Parece como si toda la raza humana se viera sometida a una limpieza y clasificación apropiadas. Bajo el resplandor de su ráfaga de luz desde el Este, toda la humanidad se revela en su forma original, con los ojos deslumbrados, bloqueada por la confusión; aún menos puede ocultar sus rasgos feos. Una vez más, son como animales que huyen de Mi luz en busca de refugio en cuevas de la montaña; sin embargo, ninguno de ellos puede borrarse desde Mi luz. Todos los seres humanos están presos del terror y la alarma, todos están esperando, mirando; con la llegada de Mi luz, todos se gozan en el día en que nacieron, e igualmente maldicen ese día. Las emociones contradictorias son resultan imposibles de articular; las lágrimas de autocastigo forman ríos, y son llevadas por el fuerte torrente, y desaparecen sin rastro en un abrir y cerrar de ojos. Una vez más, Mi día presiona a la raza humana, despertándola otra vez, dando a la humanidad un punto desde el cual tengan que tener un nuevo comienzo. Mi corazón late y, siguiendo los ritmos de Mi latido, las montañas saltan de alegría, las aguas danzan gozosas, y las olas, marcando el tiempo, baten contra los arrecifes rocosos. Es difícil expresar lo que hay en Mi corazón. Quiero que todas las cosas inmundas queden reducidas a cenizas bajo Mi mirada, quiero que todos los hijos de desobediencia desaparezcan de delante de Mis ojos, para que su existencia no perdure más. No solo he llevado a cabo un nuevo comienzo en la morada del gran dragón rojo, también he emprendido una nueva obra en el universo. Pronto los reinos de la tierra pasarán a ser Mi reino; pronto los reinos de la tierra dejarán de existir para siempre debido a Mi reino, porque Yo ya he conseguido la victoria, porque he regresado triunfante. El gran dragón rojo ha agotado todos los medios concebibles para interrumpir Mi plan, esperando borrar Mi obra sobre la tierra, pero ¿puedo desanimarme por sus estratagemas engañosas? ¿Puedo temer perder la confianza por sus amenazas? Nunca ha existido un solo ser en el cielo o la tierra que Yo no haya tenido en la palma de Mi mano; ¿cuánto más cierto es esto del gran dragón rojo, este instrumento que me sirve como contraste? ¿No es también un objeto manipulado por Mis manos?
En el momento de Mi encarnación en el mundo humano, la humanidad llegó involuntariamente a este día con la ayuda de Mi mano guiadora, llegó a conocerme inconscientemente. Sin embargo, en cuanto a cómo caminar por la senda que hay por delante, nadie tiene idea, nadie es consciente, y nadie sigue sin tener una pista sobre la dirección en la que lo llevará la misma. Solo con el Todopoderoso vigilándolo podrá alguien ser capaz de caminar por la senda hasta el final; solo guiado por el relámpago del Este será alguien capaz de cruzar la puerta que lleva a Mi reino. Entre los hombres, nunca ha habido uno que haya visto Mi rostro, que haya visto el relámpago del Este; mucho menos aún quien haya oído la voz que sale de Mi trono. En realidad, desde los días antiguos, ningún ser humano ha entrado en contacto directo con Mi persona; solo hoy, cuando he venido al mundo, tienen los hombres una oportunidad de verme. Pero incluso ahora, los hombres siguen sin conocerme, ya que solo miran Mi rostro y solo oyen Mi voz, pero sin entender lo que quiero decir. Todos los seres humanos son así. Siendo parte de Mi pueblo, ¿no sentís un profundo orgullo cuando veis Mi rostro? ¿Y no sentís una vergüenza abyecta porque no me conocéis? Ando entre los hombres, y vivo entre ellos, porque me he hecho carne y he venido al mundo humano. Mi objetivo no es simplemente permitir que la humanidad mire Mi carne; sobre todo, es permitirle conocerme. Aún más, por medio de Mi carne encarnada, la condenaré de sus pecados; venceré al gran dragón rojo y eliminaré su guarida.
Aunque los seres humanos que pueblan la tierra son tan numerosos como las estrellas, los conozco a todos tan claramente como veo la palma de Mi propia mano. Y, aunque los seres humanos que me “aman” también son tan innumerables como la arena del mar, Yo solo he escogido a unos pocos: solo aquellos que buscan la brillante luz, los que se apartan de quienes me “aman”. No sobrevaloro al hombre ni lo subestimo; más bien, le pongo exigencias de acuerdo a sus atributos naturales y, por tanto, lo que requiero es la clase de hombre que me busca sinceramente; esto es con el fin de alcanzar Mi meta al elegir a los hombres. Son bestias salvajes sin número en las montañas, pero son todas tan dóciles como ovejas delante de Mí; misterios insondables se encuentran bajo el océano, pero se me presentan tan claros como todas las cosas sobre la faz de la tierra; arriba en el empíreo hay esferas que el hombre nunca puede alcanzar, pero Yo camino libremente por esos reinos inaccesibles. El hombre nunca me ha reconocido en la luz, sino que solo me ha visto en el mundo de las tinieblas. ¿No estás exactamente en la misma situación hoy? Fue en el punto culminante de los ataques del gran dragón rojo cuando Yo me vestí formalmente de carne para hacer Mi obra. Cuando el gran dragón rojo reveló su verdadera forma por primera vez fue cuando Yo di testimonio de Mi nombre. Cuando anduve por los caminos de la humanidad, ningún ser, ninguna persona, fue sorprendido en vigilia; por tanto, cuando me encarné en el mundo humano, nadie lo supo. Pero cuando empecé a llevar a cabo Mi obra en Mi carne encarnada, la humanidad se despertó, se sobresaltó de sus sueños con Mi voz atronadora, y desde este momento comenzó la vida bajo Mi dirección. He iniciado otra vez, entre Mi pueblo, una nueva obra. Con haber dicho que Mi obra en la tierra no ha terminado, basta para demostrar que esas personas de las que hablé anteriormente no son las únicas que Yo mismo he percibido como necesitada; sin embargo, sigo contando escogidos entre estas personas. A partir de esto es evidente que no actúo así tan solo para permitir que Mi pueblo conozca al Dios encarnado, sino también con el fin de purificarlo. Por la severidad de Mis decretos administrativos, una gran mayoría de personas siguen estando en peligro de que Yo las elimine. A no ser que hagáis todo lo posible por tratar con vosotros mismos, por dominar vuestro propio cuerpo, pasaréis a ser sin duda un objeto despreciado y rechazado por Mí, para ser echado al infierno, igual que Pablo recibió el castigo directamente de Mis manos, de las que no había escapatoria. ¿Habéis descubierto quizás algo nuevo en Mis palabras? Como antes, Mi propósito sigue siendo purificar a la iglesia, continuar purificando al pueblo que necesito, porque Yo soy Dios mismo, totalmente santo e inmaculado. Haré Mi templo no solo iridiscente con los colores del arco iris, sino también inmaculadamente limpio, con un interior acorde a su exterior. En Mi presencia, todos y cada uno de vosotros deberíais pensar en lo que habéis hecho en el pasado, y decidir si podéis tomar hoy la determinación de darme satisfacción perfecta en Mi corazón.
No es simplemente que el hombre no me conozca en Mi carne; aun peor, ha sido incapaz de entender su propio ser que reside en un cuerpo carnal. ¿Cuántos años han pasado, y todo este tiempo los seres humanos me han engañado, tratándome como a un invitado de fuera? ¿Cuántas veces me han dejado fuera de la puerta de su hogar? ¿Cuántas veces, estando delante de Mí, no me han prestado atención? ¿Cuántas veces han renunciado a Mí en medio de otros hombres? ¿Cuántas veces me han negado delante del diablo? ¿Y cuántas veces me han atacado con sus bocas pendencieras? No obstante, no llevo cuenta de las debilidades del hombre, ni por causa de su desobediencia le pido que me devuelva diente por diente. Todo lo que he hecho es aplicar medicina a sus males, con el fin de curar sus enfermedades incurables, restaurándole de esta forma su salud, para que pueda conocerme por fin. ¿No ha sido todo lo que hecho por el bien de la supervivencia de la humanidad, por el bien de dar a esta una oportunidad en la vida? Muchas veces vine al mundo de los hombres, pero estos, debido a que lo hice en Mi propia persona, no me tomaron en consideración alguna; en su lugar, cada uno siguió con sus propios asuntos, buscando una salida por sí mismo. ¡Poco saben de que cada camino bajo los cielos sale de Mis manos! ¡Poco saben que cada cosa debajo de los cielos está sujeta a Mi ordenación! ¿Quién de vosotros se atreve a albergar resentimiento en su corazón? ¿Quién de vosotros se atreve a llegar a un arreglo a la ligera? Simplemente he estado llevando a cabo Mi obra en silencio en medio de la humanidad, eso es todo. Si durante el período de Mi encarnación, no hubiera tenido cuidado de la fragilidad del hombre, únicamente por motivo de Mi encarnación, toda la humanidad se habría amedrentado y, como consecuencia, habría caído en el Hades. Solo porque me humillé y me oculté, la humanidad ha escapado de la catástrofe, ha encontrado la liberación de Mi castigo y, de esta forma, ha llegado hasta hoy. Conscientes de lo difícil que era llegar hasta hoy, ¿no deberíais valorar al máximo el mañana que está por venir?
8 de marzo de 1992
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